Archivo mensual: diciembre 2017
Era un prodigio comiendo cerezas. Estas pasaban directamente a los premolares, que las partían; luego su habilidosa lengua separaba los huesos y los escupía; finalmente, los molares trituraban la pulpa, que era deglutida. Se presentó a todos los concursos locales, comarcales, nacionales e internacionales de comedores de cerezas, y todos los ganó. Era un prodigio. Comiendo cerezas.
La realidad era demasiado franca; mostraba sin tapujos todas sus caras, y no todas eran agradables. La ficción era demasiado sutil; requería un esfuerzo imaginativo excesivo, esfuerzo que le provocaba sudores, sudores que le acercaban a la realidad. Por eso escogió la virtualidad: así perdió la siempre problemática personalidad y se convirtió en un esplendoroso vegetal.
“Niño, tú nos has salido rana”; “niño, de tanto beber agua vas a criar ranas en el estómago”; “renacuajo, vete de aquí”. El niño tuvo la convicción de que se había convertido en un batracio. Y se resignó. A partir de entonces se pasaba la mayor parte del día bajo la ducha, procurando que su piel no perdiera la humedad. A tal cosa le obligaba su nueva naturaleza. Así descubrió lo relajantes que son las duchas.