QUIZÁ MAÑANA

cerezas

Estaba prendado del rojo. Comía con delectación fresas y cerezas, rojas; bebía vino, rosado y conducía un coche, rojo. Enrojecía de ira y de pudor sólo para contemplarse ante el espejo. Concluyó que el propio cuerpo era la mina más rica de rojez. Se asestó una puñalada en el pecho para saciar sus instintos. Cubierto de sangre, estuvo a punto de llegar al paroxismo. Cayó exangüe.

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Era un prodigio comiendo cerezas. Estas pasaban directamente a los premolares, que las partían; luego su habilidosa lengua separaba los huesos y los escupía; finalmente, los molares trituraban la pulpa, que era deglutida. Se presentó a todos los concursos locales, comarcales, nacionales e internacionales de comedores de cerezas, y todos los ganó. Era un prodigio. Comiendo cerezas.

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