Los mandatarios decían que una gran ciudad como la suya tendría que hacer gala de un gran museo. Lo construyeron. A partir de entonces tuvieron un museo grande.
Tenía fama de ser la librería mejor surtida de toda la ciudad. En ella se podían encontrar toda clase de carpetas, libretas, agendas, cartulinas, bolígrafos, plumas, gomas, hojas, diarios, revistas y un quilométrico etcétera. No había libros.