dinero
-Yo no soy consumista.
-Pero consumes.
-No; solo gasto.
-O sea, que eres gastoso.
-Gastoso, pero solo por el placer de desprenderme de mis excedentes dinerarios, no con el objetivo de consumir nada en concreto.
-Un filántropo.
-Un filántropo, eso.
-¿Por qué te gastas el dinero en las tragaperras?
-Porque soy miembro de la protectora de animales.
-Y eso, ¿qué tiene que ver?
-¿Que qué tiene que ver? ¿Tú crees que las perras viven del aire?
-La película era insoportable.
-¿Y por qué no te fuiste?
-Pagué la entrada. Tenía que amortizarla.
-No te creo.
-¿No crees que pagué?
-Sí creo que pagaras, pero no que te resultara insoportable. La capacidad de resistencia no depende del dinero que se tenga invertido en el negocio.
-Si te puedo ayudar en algo, estoy a tu disposición.
-Sí. Préstame seis mil euros.
-No.
-¿No acabas de decir que estás a mi disposición?
-Yo, sí, pero no mi dinero.
-¿Qué haces ante esta tumba? ¿Rezas?
-No. Maldigo al muerto.
-¿Y eso?
-Se fue al otro mundo debiéndome mil euros.
-¡Hombre! ¿Y no puedes perdonárselos?
-Le perdono el dinero, no los oropeles.