estudiar
-Voy a estudiar para relojero.
-¿Y eso?
-Me fascinan los engranajes de precisión.
-Pero, ¡si hoy todo el mundo lleva reloj digital!
-¿Y cómo crees que se mueven los números? ¡Con engranajes!
-Estás completamente equivocado.
-¿Tú crees?
-Estoy convencido.
-Vaya. ¿Y qué puedo estudiar ahora? ¿Ingeniería mecánica?
-Puedes estudiar para campanero. Creo que lo que en el fondo te fascina es el ritmo.
-¿El del tiempo?
-El del tiempo.
-Entonces creo que me dedicaré a la teología.
-¡Menudo chollo que tenéis los maestros con tan pocas horas de trabajo!
-Y tú, ¿a qué te dedicas?
-Estudio arte dramático.
-¿Y te consideras inteligente?
-Bueno, no soy estúpido.
-Entonces convendrás conmigo que es de estúpidos pensar que un actor trabaja sólo las horas que está actuando ante el público.
-Claro.
-Extrae las conclusiones tú mismo.
-Me interesa saber cuáles son los fundamentos del hombre y sus mecanismos psíquicos. Por este motivo estudio psicología.
-Te has equivocado. De eso se encarga la prehistoria.
-¿Para qué estudias tanto?
-Para aprender.
-Es absurdo. ¿No sabes aquello de que cuanto más estudias, más olvidas?
-Ser consciente de que se olvida es, al menos, tan importante como aprender.