Jamás había leído poemas tan buenos como los de aquel hombre. Su admiración por él era enorme. Decidió escribirle, pero nadie supo darle razón de su domicilio. Parecía como si ese Sr. Anónimo que tanto aparecía en los romanceros hubiera desaparecido de la faz de la Tierra.
Él era el hombre más fuerte del lugar. Ella era la mujer más débil del lugar. Fornicaron. Él era el hombre más débil del lugar. Ella era la mujer más fuerte del lugar.