yo
-Yo solo digo mentiras piadosas.
-¿No eres ateo?
-Sí.
-Entonces no puedes ir más allá de las mentiras compasivas.
-Yo no soy consumista.
-Pero consumes.
-No; solo gasto.
-O sea, que eres gastoso.
-Gastoso, pero solo por el placer de desprenderme de mis excedentes dinerarios, no con el objetivo de consumir nada en concreto.
-Un filántropo.
-Un filántropo, eso.
-Tengo miedo.
-Pues ya eres más rico que yo.
-Yo soy yo.
-¿Tú eres yo?
-Yo no soy tú.
-¿Tú eres tú?
-Sí.
-Entonces no puedes ser yo.
-Mi mujer y yo nos tratamos de Ud.
-¿Tanto os respetáis?
-No. Lo hacemos precisamente porque no nos respetamos en absoluto. En la pareja el respeto, o sea, la distancia, es un agravio.
-¡Pero sin respeto no es posible la convivencia!
-En la pareja, el respeto se llama cariño.
-Esto que tienes delante soy yo.
-¿Te menosprecias?
-No, en absoluto. La fisicidad, por sí misma, nunca es menospreciable.