Tenía una curiosidad insaciable

Tenía una curiosidad insaciable. Todo lo que desconocía era motivo de inquietud e insatisfacción. Un día cogió un ascensor. Al ir a apretar el botón del piso al que iba vio que debajo de la E del entresuelo, de la B de bajos y de la S de sótano había una sorprendente I; ¿I de qué? No pudo resistir la tentación y la pulsó. El ascensor bajó a una velocidad frenética durante un lapso de tiempo indeterminado, hasta que finalmente se paró. Satanás le abrió la puerta.

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